Enrique Lihn

Barro


Barro, rencor inagotable. Toda otra fuente termina por ceder
a la presión de esta materia original.
Los días del agua están contados, pero no así los
días del barro
que sustituye al agua cuando ciegan el pozo.
No así los días del barro que nos remontan al
séptimo día.
De niños jugábamos con él, nada tiene de
extraño que juegue con nosotros,
los creados a imagen y semejanza suya.

Caleta


En esta aldea blanca de oscuros pescadores
el amor vive a dos pasos del odio
y la ternura, muerta, se refugia en el sueño
que agranda la mirada del loco del villorrio.

Amanecer: el mar se duerme bajo el sol
como un gigante ebrio después de una batalla;
alguien perdió la vida, anoche, entre sus manos
enguantadas de blanco, más crueles que la nieve.
Pero los compañeros del caído volvieron
en sus valvas ahítas de sangrienta semilla
y extienden en la arena sus trofeos agónicos.

Mediodía: a la mesa se sientan los tatuados
y sus mujeres les guardan las espaldas
atentas al peligro de sus gestos que ordenan
otro vaso de vino
más loco cada vez.
Luego, la guerra a vida entre los eexos
y los gañanes bajan a la playa
como a una amante más que escarnecieran
a remar en un sueño furioso de borrachos.
Varadero del sol herido a cielo
en la linea de fuego de las olas.

Es hora de ir al mar a capturar sus pájaros
si una riña de hombres, de perros o de gallos
no retiene en la orilla la jauría de barcas.

La noche trae un poco de alma a la caleta:
un poco de agua dulce que en los ojos del loco
se enturbia en el olvido de sí misma.
Alguien que no he podido olvidar se me agranda
corno la ola a un mar preso de luna
y golpea mi cara por dentro hasta cegarme.

A Roque Dalton


Soy un poco poeta del chambergo flotante,
de los quevedos flotantes, de la melena y la capa española;
un viejo actor de provincia bajo una tempestad artificial
entre los truenos y relámpagos que chapucea el utilero.
Si mal no recuerdo, monólogo, me esmero
en llenar el vacío en que moldeo mi voz,
y la palabra brilla por su ausencia
y el drame me es impenetrable.
Envejezco al margen de mi tiempo
en el recuerdo de unos juegos florales
porque no puedo comprender exactamente la historia.

Álbum


La claridad del día ya no es más
que el parpadeo de un ciego que se orienta por el sol
que el encuentro de la memoria y el álbum de la familia.

Nos orientamos hacia una falsa claridad memoriosa
y el sol de este verano es una cosa de ciegos,
pero el sueño lo sabe: estaríamos allí
si el último día no fuera sólo un día entre
otros.

Cámara De Tortura


Su ayuda es mi sueldo
Su sueldo es la cuadratura de mí círculo,
que saco con los dedos para mantener su agilidad
Su calculadora es mi mano a la que le falta un dedo con el que me
prevengo de los errores de cálculo
Su limosna es el capital con que me pongo cuando se la pido

Su aparición en el Paseo Ahumada es mi estreno en sociedad
Su sociedad es secreta en lo que toca a mi tribu
Su seguridad personal es mi falta de decisión
Su pañuelo en el bolsillo es mi bandera blanca
Su corbata es mi nudo gordiano
Su terno de Falabella es mi telón de fondo
Su zapato derecho es mi zapato izquierdo doce años después
La línea de su pantalón es el límite que yo no
podría franquear aunque me disfrazara de usted después de
empelotarlo a la fuerza
Su ascensión por la escalinata del Banco de Chile es mi
sueño de Jacob por el que baja un án gel rubio y de alas
pintadas a pagar, cuerpo a cuerpo, todas mis deudas
Su chequera es mi saco de papeles cuando me pego una volada
Su firma es mi entretención de analfabeto
Su dos más dos son cuatro es mi dos menos dos
Su ir y venir es mi laberinto en que yo rumiante me pierdo perseguido
por una mosca
Su oficina es el entretelón en que se puede condenar a muerte mi
nombre y su traspaso a otro cadáver que lo lleve en un
país amigo
Su consultorio es mi cámara de tortura
Su cámara de tortura es el único hotel en que puedo ser
recibido a cualquier hora sin previo aviso de su parte
Su orden es mi canto
Su lapicera eléctrica es lo que hace de mí un autor
copioso un maldito iluminado o el cojonudo que muere pollo,
según quien sea yo en ese momento
Su mala leche es mi sangre
Su patada en el culo es mi ascensión a los cielos que son lo que
son y no lo que Dios quiere
Su tranquilidad es mi muerte por la espalda
Su libertad es mi perpétua
Su paz es la mía siempre y cuando yo goce de ella eternamente y
usted de por vida
Su vida real es el fin de mi imaginación cuando me pego una
volada
Su mujer es en tal caso mi gatita despanzurrada
Su mondadientes es ahora mi tenedor
Su tenedor es mi cuchara
Su cuchillo es mi tentación de degollarlo cuando me mamo un
cogollo
Su policial es el guardián de mi impropiedad
Su ovejero es mi degollador a la puerta de su casa como si yo no fuera
una maldita oveja extraviada
Su metralleta es mi novia con la que tiro en sueños
Su casco es el molde en el que vaciaron la cabeza de mi hijo cuando
nazca
Su retreta es mi marcha nupcial
Su basural es mi panteón mientras no se lleven los
cadáveres.