Eternidad
Antepasado mío, hoy te he visto
gozoso, reencarnado en mis dos hijos.
La tarde olía a madurez y a mango.
Por las mejillas de mis niños
—dulce y amadamente— resbalabas.
gozoso, reencarnado en mis dos hijos.
La tarde olía a madurez y a mango.
Por las mejillas de mis niños
—dulce y amadamente— resbalabas.
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