El Encuentro

¿Por qué permaneciste siempre sorda a mi grito?
¡Dios sabe cuántas veces, con amor infinito,
te busqué en las tinieblas, sin poderte encontrar!
Hoy —¡por fin!— te recobro: todo, pues, era
cierto...

¡Hay un alma! ¡Qué dicha! No es que sueñe
despierto...
¡Te recobro! ¡Me miras y te vuelvo a mirar!

—Me recobras, amigo, porque ya eras un muerto:
De fantasma a fantasma nos podemos amar.
863
0

Véase también



A quién le gusta

A quién le gusta

Seguidores