Pie Para El Niño De Vallecas, De Velázquez

PIE PARA EL NIÑO DE VALLECAS, DE VELÁZQUEZ

Bacía, Yelmo, Halo.

Este es el orden, Sancho.


De aquí no se va nadie.


Mientras esta cabeza rota

del Niño de Vallecas exista,

de aquí no se va nadie. Nadie.

Ni el místico ni el suicida.


Antes hay que deshacer este entuerto,

antes hay que resolver este enigma.

Y hay que resolverlo entre todos,

y hay que resolverlo sin cobardía,

sin huir

con unas alas de percalina

o haciendo un agujero

en la tarima.

De aquí no se va nadie. Nadie.

Ni el místico ni el suicida.


Y es inútil,

inútil toda huida

(ni por abajo

ni por arriba).

Se vuelve siempre. Siempre.

Hasta que un día (¡un buen día!)

el yelmo de Mambrino

—halo ya, no yelmo ni bacía—

se acomode a las sienes de Sancho

y a las tuyas y a las mías

como pintiparado,

como hecho a la medida.

Entonces nos iremos todos

por las bambalinas.

Tú, y yo, y Sancho, y el Niño de Vallecas,

y el místico, y el suicida.

322
0

Véase también



A quién le gusta

A quién le gusta

Seguidores