Octavio Paz

Octavio Paz

1914-03-31 Cidade do México, México
1998-04-19 Cidade do México, México
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El Mismo Tiempo

No es el viento
no son los pasos sonámbulos del agua
entre las casas petrificadas y los árboles
a lo largo de la noche rojiza
no es el mar subiendo las escaleras
Todo está quieto

reposa el mundo natural
Es la ciudad en torno de su sombra
buscando siempre buscándose
perdida en su propia inmensidad
sin alcanzarse nunca

ni poder salir de sí misma
Cierro los ojos y veo pasar los autos
se encienden y apagan y encienden
se apagan

no sé adónde van
Todos vamos a morir

¿sabemos algo más?

En una banca un viejo habla solo
¿Con quién hablamos al hablar a solas?
Olvidó su pasado

no tocará el futuro
No sabe quién es
está vivo en mitad de la noche

habla para oírse
Junto a la verja se abraza una pareja
ella ríe y pregunta algo
su pregunta sube y se abre en lo alto
A esta hora el cielo no tiene una sola arruga
caen tres hojas de un árbol
alguien silba en la esquina
en la casa de enfrente se enciende una ventana
¡Qué extraño es saberse vivo!
Caminar entre la gente
con el secreto a voces de estar vivo

Madrugadas sin nadie en el Zócalo
sólo nuestro delirio

y los tranvías
Tacuba Tacubaya Xochimilco San Ángel Coyoacán
en la plaza más grande que la noche
encendidos

listos para llevarnos
en la vastedad de la hora

al fin del mundo
Rayas negras
las pértigas enhiestas de los troles

contra el cielo de piedra
y su moña de chispas su lengüeta de fuego
brasa que perfora la noche

pájaro
volando silbando volando
entre la sombra enmarañada de los fresnos
desde San Pedro hasta Mixcoac en doble fila
Bóveda verdinegra

masa de húmedo silencio
sobre nuestras cabezas en llamas
mientras hablábamos a gritos
en los tranvías rezagados
atravesando los suburbios
con un fragor de torres desgajadas

Si estoy vivo camino todavía
por esas mismas calles empedradas
charcos lodos de junio a septiembre
zaguanes tapias altas huertas dormidas
en vela sólo

blanco morado blanco
el olor de las flores

impalpables racimos
En la tiniebla

un farol casi vivo
contra la pared yerta

Un perro ladra
preguntas a la noche

No es nadie
el viento ha entrado en la arboleda
Nubes nubes gestación y ruina y más nubes
templos caídos nuevas dinastías
escollos y desastres en el cielo

Mar de arriba
nubes del altiplano ¿dónde está el otro mar?

Maestras de los ojos

nubes
arquitectos de silencio
Y de pronto sin más porque sí
llegaba la palabra

alabastro
esbelta transparencia no llamada
Dijiste

haré música con ella
castillos de sílabas

No hiciste nada
Alabastro

sin flor ni aroma
tallo sin sangre ni savia
blancura cortada

garganta sólo garganta
canto sin pies ni cabeza
Hoy estoy vivo y sin nostalgia
la noche fluye

la ciudad fluye
yo escribo sobre la página que fluye
transcurro con las palabras que transcurren
Conmigo no empezó el mundo
no ha de acabar conmigo

Soy
un latido en el río de latidos
Hace veinte años me dijo Vasconcelos
"Dedíquese a la filosolía
Vida no da

defiende de la muerte"
Y Ortega y Gasset

en un bar sobre el Ródano
"Aprenda el alemán
y póngase a pensar

olvide lo demás"

Yo no escribo para matar al tiempo
ni para revivirlo
escribo para que me viva y reviva
Hoy en la tarde desde un puente
vi al sol entrar en las aguas del río
Todo estaba en llamas
ardían las estatuas las casas los pórticos
En los jardines racimos femeninos
lingotes de luz líquida
frescura de vasijas solares
Un follaje de chispas la alameda
el agua horizontal inmóvil
bajo los cielos y los mundos incendiados
Cada gota de agua

un ojo fijo
el peso de la enorme hermosura
sobre cada pupila abierta
Realidad suspendida

en el tallo del tiempo
la belleza no pesa

Reflejo sosegado
tiempo y belleza son lo mismo

luz y agua

Mirada que sostiene a la hermosura
tiempo que se embelesa en la mirada
mundo sin peso

si el hombre pesa
¿no basta la hermosura?

No sé nada
Sé lo que sobra

no lo que basta
La ignorancia es ardua como la belleza
un día sabré menos y abriré los ojos
Tal vez no pasa el tiempo
pasan imágenes de tiempo
si no vuelven las horas vuelven las presencias
En esta vida hay otra vida
la higuera aquella volverá esta noche
esta noche regresan otras noches

Mientras escribo oigo pasar el río
no éste

aquel que es éste
Vaivén de momentos y visiones
el mirlo está sobre la piedra gris
en un claro de marzo

negro
centro de claridades
No lo maravilloso presentido

lo presente sentido
la presencia sin más

nada más pleno colmado
No es la memoria

nada pensado ni querido
No son las mismas horas

otras
son otras siempre y son la misma
entran y nos expulsan de nosotros
con nuestros ojos ven lo que no ven los ojos
Dentro del tiempo hay otro tiempo
quieto

sin horas ni peso ni sombra
sin pasado o futuro

sólo vivo
como el viejo del banco
unimismado idéntico perpetuo
Nunca lo vemos

Es la transparencia
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