Puse mis ojos en ti,
errantes.
Orbitando tu existencia,
se hicieron planetas,
lunas de papel
almizcle.
Galaxias enteras,
nacieron.
Universos fundó tu
pensamiento,
algunos muertos, infecundos,
sin savia posible.
Otros repletos de brío,
agitados.
Unos pocos,
habitados por hombres y mujeres,
que no pueden ver,
aprenden a rezarte.
Temen tu ira,
saberse apagados por un doblez de mano.
Te aman más de lo
que pude.
Nunca a ciegas...
(Será certeza
absoluta)
dirán el nombre en
vano.