El Cirujano

EL CIRUJANO


Los valentones convinieron el duelo después
de provocarse mutuamente. El juglar, compañero del médico
de feria, motivó la alteración irritándolos con
sus agudezas.

Acudió la multitud encrespada del barrio de
la horca y las mujeres se dividieron en facciones, celebrando a voz en
grito el denuedo de cada rival.

La cáfila bulliciosa recibía
alegremente en su seno al verdugo y le dirigía apodos
familiares. Los maleantes vivían y sucumbían sin rencor.

Yo estudiaba la anatomía bajo la autoridad de
Vesalio y me encaminaba a aquel sitio a descolgar los cadáveres
mostrencos. El maestro insistía en las lecciones de la
experiencia y me alejaba de escribir disertaciones y argumentos en
latín.

Uno de los adversarios, de origen desconocido,
pereció en el duelo. El registro de ninguna parroquia daba
cuenta de su nacimiento ni de su nombre.

Fue depositado en una celda del osario y yo la
señalé para satisfacer más tarde mis
propósitos de estudioso. Nadie podía solicitar las
reliquias deplorables, con el fin de sepultarlas afectuosamente. Yo no
salgo de la perplejidad al recordar el hallazgo de dos esqueletos en
vez del cuerpo lacerado.


416
0

Más como esta

Véase también



A quién le gusta

A quién le gusta

Seguidores