Lingüistas
Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del Congreso Internacional de
Lingüística y Afines, la hermosa taquígrafa
recogió sus lápices y papeles y se dirigió hacia
la salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas,
filólogos, semiólogos, críticos estructuralistas y
desconstruccionistas, todos los cuales siguieron su garboso
desplazamiento con una admiración rayana en la
glosemática.
De pronto las diversas acuñaciones cerebrales adquirieron
vigencia fónica:
¡Qué sintagma!
¡Qué polisemia!
¡Qué significante!
¡Qué diacronía!
¡Qué exemplar ceterorum!
¡Qué Zungenspitze!
¡Qué morfema!
La hermosa taquígrafa desfiló impertérrita y
adusta entre aquella selva de fonemas.
Sólo se la vio sonreír, halagada y tal vez vulnerable,
cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmuró
casi en su oído: «Cosita linda».
Lingüística y Afines, la hermosa taquígrafa
recogió sus lápices y papeles y se dirigió hacia
la salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas,
filólogos, semiólogos, críticos estructuralistas y
desconstruccionistas, todos los cuales siguieron su garboso
desplazamiento con una admiración rayana en la
glosemática.
De pronto las diversas acuñaciones cerebrales adquirieron
vigencia fónica:
¡Qué sintagma!
¡Qué polisemia!
¡Qué significante!
¡Qué diacronía!
¡Qué exemplar ceterorum!
¡Qué Zungenspitze!
¡Qué morfema!
La hermosa taquígrafa desfiló impertérrita y
adusta entre aquella selva de fonemas.
Sólo se la vio sonreír, halagada y tal vez vulnerable,
cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmuró
casi en su oído: «Cosita linda».
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