Hay huevos y huevos…
Hay huevos pequeños o chicos, medianos y grandes…
Hay huevos de gallina, de pájaro, de avestruz, de cocodrilo, de serpiente… hasta huevos de Páscua, lo mismo es decir de chocolate y hay huevos de oro…
En Portugal los huevos son a docena o a media docena, pero nunca como en México… que son a kilo, a medio kilo…
En Portugal los huevos no se casan, ni se divorcian, tampoco son solteros… eso del estado civil del huevo no le importa a los huevos ni a quienes los comen.
Los huevos pueden ser "estrelados", cocidos, fritos, poche…
Ya se sabe que sin huevo no hay omelette.
Hay los populares huevos a caballo, los cuales no más los conocen los norteños en México… pero también los hay rancheros, motuleños, chimbos, a la chiapaneca o a la mexicana… y siempre van acompañados de tortillas… y claro que los hay revueltos (en Portugal "mexidos").
Una persona en México puede ser huevón, huevona o huevuda…
En México se pueden pasar las cosas por los huevos…
Se puede estar hasta los huevos…
Se puede cojer alguién por los huevos…
Se puede mandar huevos…

Érase una vez una historia de un huevo, que en Portugal, siempre es de color crema y en México casi siempre es de color blanco.

Lo que no puede pasar es quedarse uno sin… huevos.
Por ende, en Portugal tampoco hacemos nada a huevo…


Luís Norberto Lourenço
Guadalajara, México, Octubre, 2014