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Poética Del Paisaje

POÉTICA DEL PAISAJE


A Vicente Magdaleno



Todas en el alero,

tornadizo perfil del mensajero

friso de palomar.


A medida que el pie cubre el espacio

el horizonte prometido enseña

su barricada azul, su tiempo lacio.


Muy cerca, a la distancia de un perfume,

una piedra aplastante.

En un charco, adelante,

un buen trago de lluvia se consume.


Ya lejos, unas lomas

de un verde "golf " y bosque a la derecha

y un tajo en carne viva su desnivel aploma.


(Un ocho de palomas

divide mi atención en varias fechas).


Al fin de la mirada se acomoda

la paloma de un templo en la colina.

A la izquierda la sierra cambia azules

temerosos. Y a veces, se ilumina

y lava sus colores y se pone desnuda

a recordar senderos y relieves.


Antes que se pensara

pasa una nube gruesa y siembra dudas

que florecen en tema de matices.

Y la memoria muda

cuatro temples de azul en gris perdices.


Pasa la nube a tono

con la punta del lápiz quebradiza.

Y está la pausa en trono.

(Tiempo y color: yo les doy un abono

y designo banquera a una sonrisa...)


Una paloma negra

entablera su vuelo y otras cuatro

buscan la aguja mágica del cuento.

Mientras vira la nube yo me ausento

a revisar las cuentas de mi teatro.


El patio lo ocupó el endecasílabo;

el palco y la platea

ciertos traje-de-cola alejandrinos.

En galería

hay uno que otro gratis sin oficio.


Nube y punta de lápiz acreditan:

una: luz por ausencia, y otra: cifra.

Y ya es mecer al aire

ya sin otro contento que el mecerlo,

en una prosa semejante al mar

que abstrae en espiral vidas de perlas.


Ya nada tengo que decir del panorama,

pero algo como el agua en el desierto

roba a todos la sed y queda intacta,

me queda en abundancia y en deseo

La sobra musical; una delicia

de todo ritmo, de toda danza,

de todo vuelo...